Durante los últimos 20 años se ha hablado de los jóvenes como ese futuro que debe ser sembrado, con (mucha) paciencia y con más discursos que acciones. Era el lema perfecto en un mundo donde los “viejos” se habían cansado de equivocarse, pero se aferraban eternamente al poder.

Los jóvenes hemos padecido el “mal” de los años en prácticamente todo. Obtener un trabajo bien remunerado es misión imposible, aspirar a un puesto importante requiere de hacer fila al menos 20 años y los terrenos que nos dejaron están a precios exorbitantes.

¿Pues no que somos el futuro de México? Más palabras que acciones.

Y cuando de política se trata el camino es aún más complicado. Los dinosaurios que son camaleones cuando así les conviene, se aferran al poder no porque piensen que los más jóvenes no podemos, sino porque esa es la única vía para mantener una vida de lujos, impunidad y jugosas cuentas bancarias.

Están tan acostumbrados a jugar un juego ganado, que a la primera persona que inquiete sus privilegios buscan destruirla a toda costa, al final nadie quiere perder en un juego donde cree que es el mejor.

Por eso este es un momento cumbre, sencillamente es el momento. Que hayan llegado los jóvenes al poder, más allá de los partidos o ideologías que representan, simboliza el momento perfecto para demostrar que nuestra generación está lista. Lo que se haga de hoy en 6 años marcará el rumbo de la generación a la que pertenecemos, para bien y para mal.

Los que hoy tienen el privilegio de gobernar en pleno uso de su juventud, también tienen la responsabilidad de responder a la altura de las circunstancias, sin excusas ni retrasos, solo con acciones y resultados.

Lo cierto es que, si su trabajo cumple las expectativas generadas y logra los resultados prometidos, la puerta principal se abrirá en grande para toda la generación, incluso para los que hoy desean que les vaya mal por así convenir a sus intereses.

Pero tampoco seamos ingenuos, si las cosas no salen como esperamos, será un knock-out del que difícilmente podremos levantarnos.

El momento cumbre llegó, o demostramos o nos regresamos a la banca.

Dilemas del día.